MADRID.- El Papa animó a los futuros sacerdotes a mantenerse firmes ante la exclusión de Dios en la sociedad y les anunció la proclamación de un nuevo doctor español de la Iglesia. Fue durante una misa, prólogo de su encuentro con los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

"Con gran gozo quiero anunciar ahora al pueblo de Dios que declararé próximamente a San Juan de Ávila, presbítero, Doctor de la Iglesia universal", anunció el Santo Padre en su homilía en la catedral de la Almudena, ante 6.000 seminaristas.

La proclamación de San Juan de Ávila, patrón del clero español, fue recibida con un gran aplauso por los futuros sacerdotes. Benedicto XVI les pidió que no se dejen intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia.

El Santo Padre los llamó a ser santos pero también a estar seguros de su vocación. "Deben avanzar hacia el sacerdocio solamente si estáis firmemente persuadidos de que Dios os llama a ser sus ministros", advirtió.

Defensa del celibato

Los escándalos pedófilos en el seno de la Iglesia, a los que no ha hecho referencia el Pontífice, llevaron a la jerarquía católica a poner más atención en la madurez psicológica de los candidatos a sacerdotes. Ante ellos, el Papa volvió a defender el celibato. "Vuestro corazón ha de ir madurando en el Seminario, estando totalmente a disposición del Maestro. Esta disponibilidad es la que inspira la decisión de vivir el celibato por el Reino de los cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo", resumió.

El templo se quedó pequeño para acoger a todos esos futuros sacerdotes, muchos de los cuales siguieron la ceremonia desde la explanada que se extiende entre el Palacio Real y la entrada a la catedral. El Santo Padre arribó a la Almudena tras haber confesado a primera hora de la mañana a cuatro jóvenes peregrinos participantes en la JMJ.

En el aeródromo, en una explanada equivalente a 48 canchas de fútbol, los bomberos rociaron a los peregrinos para ayudarlos a combatir el calor, que rozó los 40 grados. Fue en uno de los días más calurosos en lo que va del usualmente tórrido verano español.

Al mismo tiempo que una gran procesión ponía el punto final a un multitudinario Vía Crucis presidido por el Papa, a algunos centenares de metros varios miles de jóvenes recorrieron distintas calles del centro de la capital para protestar por el costo de la visita. Las Policía los custodió desde cerca. (AFP-NA)